Transilvania Candy Patrol: sintetizadores, nostalgia y un sueño compartido

“Late at night”, el nuevo single de Transilvania Candy Patrol llega como un viaje sonoro al pasado, atravesado por sintetizadores, melancolía ochentosa y una sensibilidad muy actual. Desde una mirada estética y emocional, el grupo recurre al vaporwave y al synthwave como canales de exploración y redescubrimiento de una época que, aunque no vivieron, sienten profundamente.

La canción marca una evolución para la banda, que debutó con un estilo más indie/dreampop y ahora se mueve con naturalidad hacia un sonido que abraza el synthwave. Según cuentan, esta búsqueda nace de una necesidad genuina de ampliar horizontes creativos, sin atarse a un solo género. El nuevo tema, que venían guardando desde hace tiempo, representa para ellxs una satisfacción enorme, no solo por el resultado final, sino por el camino recorrido hasta llegar a este lanzamiento.

“La canción nace en un momento de nostalgia por los aparatos electrónicos y la música de los 80’s. También surge del deseo de redescubrir una época de la que no formamos parte, pero que la sentimos profundamente”, relatan. Esta conexión con lo retro no es una pose ni una moda: es un motor creativo que alimenta la identidad del proyecto.

El single forma parte de un conjunto de canciones que la banda venía preparando hace tiempo. “Poder lanzarla al fin significó para nosotros una satisfacción muy grande”, cuentan, y explican que este trabajo representa también un punto de encuentro en su camino como artistas: “Este proyecto unió nuestros sueños y aspiraciones en la música. Veníamos de otros proyectos en los que no nos sentíamos muy cómodos, y coincidir acá, creativamente hablando, fue algo excepcional”.

Con este lanzamiento, Transilvania Candy Patrol reafirma su interés por moverse entre estilos y estéticas. “Indagar en varios estilos ayuda a reforzar la creatividad. No cerrarse mucho en un solo sonido nos parece algo favorable”, explican, dando pistas de un futuro en constante exploración, donde el pasado sirve de impulso, no de límite.