Clara Zivano, la artista multifacética habla de Rumi, su álbum debut
Cuando Clara era niña, un simple gesto de su padre marcó el inicio de un viaje que la llevaría a construir su propio universo sonoro. Un CD compilado titulado Simply the Best 60’s llegó a sus manos, abriendo la puerta a un mundo de melodías atemporales.
Por Félix Amadeo
La energía del pop sesentoso, la calidez de las armonías vocales y la impronta rítmica de esa época dejaron una huella imborrable en su sensibilidad artística. Inspirada por los Beatles, Beach Boys y muchos más, Clara encontró en el formato canción una aliada inseparable. Poco después, la batería fue su primer puente hacia la música. La producción se convirtió en el territorio donde, con los años, supo forjar su identidad.
Oriunda de Bahía Blanca, Clara Zivano es una artista multifacética que cultiva su propio camino en la escena musical independiente. Fundadora del sello Perla Records, lleva más de una década impulsando artistas emergentes y explorando diversas facetas dentro de la composición y la producción. A lo largo de los años, formó parte de proyectos como The Nellys, Jacky Sieras y Las Primer Precio. Además, es integrante como baterista en bandas locales como Barbie Astronauta y Ministerio del Beat.
Sin embargo, su presente la encuentra en una nueva etapa: al frente de su banda solista Clara Zivano & Rumis, con quienes acaba de lanzar su álbum debut. Esta obra marca el cierre de un largo recorrido de aprendizaje y experimentación, pero también el inicio de una fase donde Clara toma las riendas de su visión artística con más determinación que nunca.
-¿Cómo te prepararon los grupos musicales que conformaste a lo largo de la década para encarar el álbum debut de tu carrera solista?
-En todos estos años que estuve en proyectos que no eran míos (pero en los que sí componía con otra gente) he ido aprendiendo a comunicar para qué lado quiero que vayan los temas. Antes me re costaba eso, ponerlo en palabras. Expresar lo que yo me imaginaba o que se pudiera tomar a mal. “Quiero que lo hagas de esta forma y no de esa”, las cosas que se me ocurrían a mí y no a otra persona.
-¿Sentís más confianza liderando tu proyecto solista a la hora de tomar decisiones?
-Sí, como que ya se sabe cuáles son mis temas. Ahora estoy con los chicos que forman Rumi (Miranda Clavarino, Agustín Salgado, Ailén Aure) quienes ponen su impronta en guitarra, bajo y batería. Desde 2020 estoy grabando, componiendo y produciendo, armando mis temas yo sola. Ahora con ellos yo les puse sobre la mesa todo lo que tenía y agregaron cosas nuevas a los arreglos que hice. Crean otra vibe. Se crea otra cosa nueva que es divertida, para no tocar siempre lo mismo.
-¿Cómo conociste a los integrantes de Rumi?
-Al bajista, Agustín, lo conocí por Barbie Astronauta. Pegamos la re onda, tenemos la misma vibra, estilo. Es re melómano el chabón, entiende la música y es bien minimalista a la hora de tocar. Eso me gustaba, que el bajo rellene, pero que no esté super al frente. Toca re zarpado, pero cuando tiene que acompañar, acompaña.
A Miranda la conocí también por los chicos de Barbie. Va al Conservatorio de Música de Bahía Blanca y por ese palo nos conocimos. Yo la escuché tocando en Luján & Los Psicodélicos, dije “Fua, toca re zarpado”. Pegamos la re onda.
Y después Ailén, la conozco desde hace mil años por amigos en común. Siempre la encontré una baterista muy versátil. Cuando quise armar el proyecto, la primera que se me ocurrió fue ella. Sabía que era piola y quería que hubiera bastantes mujeres en la banda. No la típica de todos siendo chabones.
-Rumi, tu álbum debut, registra canciones que fueron escritas hace al menos 10 u 11 años, ¿el paso del tiempo ayudó a desarrollar y definir las composiciones?
-Las dos. Me fijé qué canciones tenía más cerradas, pero también quería darle fin a una etapa, dejar plasmado y registrado todo lo que hice estos años. No lo tenía ni grabado, sí acústicos, pero no una versión que diga: “¡Ah, esto fue!”. Cerrar esa etapa para darle lugar a nuevas canciones, darle más relevancia a la banda. Componer, pero colectivamente, que ellos sean más protagonistas de sus arreglos
-La canción “Morhua”, una de las más antiguas, retrata un pasado específico, un espacio y tiempo habitado que, pese a lejano, mediante la música resulta palpable.
-Y re adolescente además. La canción la hice a los 19 años, inspirada en problemáticas que me pasaban en ese momento, más de inseguridad o sensaciones de insuficiencia. Ahora no estoy parada en ese lugar, yo escucho la canción y pienso “esto es muy de otra época”.
-¿Cómo escribís hoy en día? Luego de publicar Rumi y actualizar tus creaciones antiguas, ¿qué te motiva o inspira a la hora de hacer música?
-La verdad es que, a la hora de componer, las letras son lo que más me cuesta. Primero me viene la parte instrumental, arreglos, melodías y eso. Las letras siempre las sentí como “bueno, las hago porque las tengo que hacer”. No escribo a diario, no es que tenga mi cuaderno de escribir. Escuchaba una entrevista a Juana Molina en la que me sentí re representada, porque le pasa que hace un loop de algo y se queda colgada en eso. Por ahí la letra, que las encaro como ella, es más ir jugando fonéticamente, ver qué palabras encajan, sin que necesariamente signifique algo crucial para mí. Es más un juego. Me pasa que se me ocurren palabras random que después sí cobran un significado para mí. No sé si viene del inconsciente o qué. Es muy loco cómo se genera algo que sí tenía sentido al final. En un principio, todo me va cayendo.
-¿Qué significa “Rumi”? ¿A qué evoca conceptualmente?
-En realidad, viene de la misma corriente de cómo se me ocurren las letras. Estaba pensando cómo nombrar al disco y se me vino esa palabra. Me gustó fonéticamente y a la vez eso mismo tiene que ver con lo que busco con la música. Disfrutar, pasarla bien, hacerlo sin buscar nada a cambio y sin pretensiones. Recalcar lo lindo.
No lo pensé así al principio, pero en un momento me di cuenta que “Rumi” suena como a “Roomie” (compañero) en inglés. Me imaginaba que “Rumis” eran pequeñas criaturas al estilo de Miyazaki. Cositas lindas. La palabra para definir algo lindo. Hay un tema homónimo en el disco, muy cortito. Ese tema lo grabé de una como salió en mi casa, directo la guitarra a la placa. Fue un momento en el que dije “esto me gusta” y estuve intentando grabarlo. Eso define bastante bien el concepto de la obra en general. Intentar capturar/retratar algo bueno.
-Para Rumi pasaste de grabarte en tu home studio desde el 2020, al ambiente de un estudio profesional. ¿Cómo sentís que se acoplan esas canciones que aprendiste a producir por tu cuenta con la experiencia de grabar en un estudio? ¿Qué diferencias o cambios notaste?
-Ahí tuve que soltar un poco más. Cuando estoy grabando en mi estudio, es un espacio de juego. Por ahí estoy una hora buscando un efecto, es muy lúdico a prueba y error. En Quntrá, tuve que soltar bastante, llevar todo más (que me costó) diagramado, organizado. Soltar y darle más creatividad, por ejemplo, a Miranda y la creatividad a la hora de elegir efectos. Dejar la parte lúdica, pese a que las composiciones son las mías. Me junté con Miranda (guitarrista de Rumis) dos o tres tardes a producir las guitarras. Al estudio llevamos las guitarras ya producidas. Todo lo que fue efectos de audio fue trabajo más de Miri. No tan lúdico como cuando lo hago yo sola. No es lo mismo hacerlo uno que tratar de expresar las palabras para que el otro lo entienda.
-¿Cuál fue la motivación para producir música de otros artistas bajo Perla Estudio?
-Todo esto de aprender a grabar, usar placa de sonido, empezar a usar el Ableton y eso lo arranqué en la pandemia, porque tenía mucho tiempo libre. Tomé cursos online, etc. Después me pregunté: ¿si ya me grabo a mí por qué no puedo grabar a otros? Mi primera puerta de entrada a la producción fue, sin saberlo, las tardes enteras con mi amigo Berni en el año 2016, cuando grabamos las canciones que compusimos a dúo. En los años 2019 y 2020 arranqué posta sola a formarme más en la producción.
-Bernardo Abad es el único artista que colabora en el disco (canción Peces y Plantas). ¿Cuál fue su impacto en tu recorrido musical? siendo que compartieron varios proyectos juntos a lo largo de varias etapas. Bernardo & Clara, Jacky Sieras y más.
-Sí, él también formaba parte de toda esa etapa, qué mejor que invitarlo a un tema que encima es nuevo. A ninguno de los temas en los que tocábamos juntos lo invité, sino a uno nuevo. Grabó en su casa con su micrófono, mandó el track y lo metimos ahí. Fue bien remoto. Al tema en realidad yo le había hecho la base, originalmente era para un podcast musical que íbamos a hacer. Quedó ahí encajonado, pero dijimos “está muy bueno este tema, hay que sacarlo”. La renovamos en todo sentido, la letra hablaba de un contexto de montaña y con Miri le añadimos nuevos arreglos.
-Si tuvieras que definir con una palabra la amistad que compartís con Bernardo Abad en el plano musical, ¿cuál sería?
-Rumis.
-El disco tiene arreglos muy orgánicos, siendo que últimamente estuviste tocando con la banda las canciones de la obra, ¿sentís que en vivo cobran más fuerza?
-Pasa que en realidad nosotros nos juntamos a ensayar, con Miri ensayamos mucho para recitales a dúo acústicos y de ahí salieron las ideas para el disco. La raíz de Rumi se la debo mucho a los chicos. Cuando tocamos en vivo interpretamos lo grabado al 100%.
-¿Quién hizo el arte de tapa del disco?
-Matías Carrizo se llama. Le había pedido que me hiciera el arte de tapa para un single pre-disco que se llamaba Palihue. Me encanta lo que hace, un estilo muy Steven Universe (dibujo animado de Cartoon Network). Me gusta la onda de personajes bien naif. Yo le llevé una foto de lo que era mi habitación cuando tenía 13 años. Tenía la batería, la guitarra, todo en el cuarto. Él en base a la foto, recreó el ambiente mediante ilustración, pero no exactamente al pie de la letra igual a la imagen original, sirvió de referencia. Ayudó como inspiración a volver a los orígenes de decir “hacer la música porque querés/necesitas” sin buscar ninguna pose. La tapa, que viene de cuando tenía 13 y empezaba con todo el mundo de la música se conecta con el concepto Rumi. Va todo conectado.
-¿Cuáles fueron tus referencias e inspiraciones cuando iniciaste en la música y cuales te movilizan hoy en día?
-Cuando arranqué allá por el 1800 (risas) era re fanática de Los Beatles, me encantaba toda esa música sesentosa. Es hasta el día de hoy que siento que para tocar la batería tengo un feel sesentoso. Más acá en el tiempo me gusta todo lo que es dream pop como Beach House. Mac Demarco más del indie. Juana Molina me encanta. Sobre rock nacional me encanta El Pity Álvarez, Viejas Locas. Todos estos artistas los admiro porque con poco dicen un montón. Escriben frases cortitas, pero evocan un contexto fuerte. Busco eso. Mi canción “No es para vos” es una mezcla de Juana Molina y Eduardo Mateo. Este último es una gran referencia para mí también.
-Hace poco publicaste una sesión vivo. ¿Por qué se llama “Bristol Session” y qué te llevó a encarar el concepto de playa?
Sí, la Bristol de Mar del Plata. Está en el centro de la ciudad, es la playa más popular y se llena en verano. A Mar del Plata he ido todos los veranos desde que tengo memoria, es como mi segunda ciudad, es parte de mi personalidad. Nico Meteorito fue el director de la sesión y Julián Martín Avellaneda hizo toda la escenografía. Grabamos en Sala Mutante y yo hice la mezcla en mi estudio, Perla. Queríamos que llame la atención visualmente y que tenga que ver con la temática que engloba estas canciones. Algo veraniego pero argentino. Algo muy rioplatense.
-¿Qué reflexión te queda sobre la grabación del disco y su proceso atípico? comprendiendo que las canciones se gestaron a lo largo de varios años. ¿Por cuál camino te gustaría ir de ahora en más con tu proyecto?
-Ya eran un organismo autónomo. Siento que los temas que encare a partir de ahora los voy a tomar con más confianza, desde otro lugar. Ya tuve la experiencia de lanzar este disco que era un organismo vivo que se movía solo. Ahora al revés, ir componiendo desde abajo con más gente. La inercia propia de las canciones cayó por su propio peso en un disco. Ahora puedo sacar canciones con un fin específico, continuar este trayecto.
-¿Qué le dirías a un/a joven que está empezando con la música y se encuentra en una posición en la cual no se sienta seguro/a para impulsar su proyecto?
-Que arranque con alguien que le transmita confianza, un amigo o una amiga, que te incentiven. Si te guardas tus temas o tus composiciones para vos solo nunca te vas a enterar si está bueno o no. Si lo mostrás y hay alguien que le gusta te va motivando a mostrarlo más, cada vez más gente te dice “ah, está bueno” y resulta en un círculo vicioso.
-¿Una canción que te haya marcado y quieras compartir con los lectores?
-La canción madre de todas, la primera canción que me marcó en la vida, que hasta el día de hoy digo “Wow”, es Strawberry Fields Forever de Los Beatles. Esa es la canción madre de las madres. Ahí me empezaron a gustar los sintetizadores, la introducción con el Melotron. Fue la puerta de entrada a Beach House, algo más synth pop que es mi pilar.