Eyesight, la banda que encontró en el arte el espacio seguro para sus pulsiones ineludibles

El arte, para algunos, es una vocación; para otros, una necesidad; y para Juanma, uno de los motores detrás de la banda Eyesight, es un acto de desgaste espiritual. Tras cuatro años de silencio discográfico—o, más precisamente, de una constante y silenciosa producción de singles—el grupo presenta su nuevo álbum: “The Wandering Light”. No es solo un conjunto de canciones, sino una declaración sobre la persistencia de un núcleo creativo inmutable, un destello de alivio en medio de las convulsiones de la vida. En un mundo donde la música se consume en ráfagas, Eyesight propone una inmersión profunda, invitando a sus oyentes a reencontrarse con el placer de la escucha atenta.

Por Mavi Martínez

La historia de Eyesight tiene una cronología inusual, marcada por una pausa abrupta en los 90 y un resurgimiento en 2017. Sin embargo, al reflexionar sobre esa línea de tiempo fragmentada, Juanma evoca la epifanía del autor Jack Kerouac: la de haber pasado la vida entera escribiendo, en esencia, el mismo libro.

El artista confiesa que, a nivel esencial, el camino no ha cambiado:

“A mí en este momento me da la impresión que quizás vengo escribiendo el mismo disco hace 30 años, desde que empezamos con Sabaoth, desde que seguimos con Eyesight. Yo creo que de alguna manera estamos o estoy explorando las mismas pulsiones, los mismos pensamientos, obviamente con otras estéticas, con otros recursos, con otro sonido. Pero creo que cuando un artista es fiel a lo que hace y realmente escribe y produce canciones desde muy adentro, hay veces que uno no puede escapar de cierto círculo de sensaciones, de pensamientos, de inquietudes, de temores, a veces también de angustia”.

Esta no es una renuncia a la novedad, sino una aceptación poética de las pulsiones ineludibles de todo creador. Se trata de explorar las sensaciones profundas que han alimentado su obra.

El proceso creativo actual de Eyesight es diametralmente opuesto al del pasado. Los avances tecnológicos han transformado la épica de entrar a un estudio en la fluidez de un home studio. El álbum anterior, Forking Paths (2021), fue producido de forma rápida y urgente. Con The Wandering Light, el flujo fue más orgánico, adaptándose a la nueva realidad digital, donde se prioriza la publicación de singles para mantener la llama creativa encendida:

“Desde la época de Forking Paths hasta hoy hemos publicado ya como diez canciones y ni siquiera todas están en este nuevo álbum. Algunos temas quedaron en EP sueltos o en singles sueltos y en este lo que hicimos es tomar alguno de ellos e introducir temas nuevos, temas inéditos que la gente va a conocer a partir de este jueves”.

La tragedia y el destello: la creación como sacrificio

La génesis del sonido de Eyesight se remonta a las raíces de Juanma en el rock progresivo e incluso hasta el pop, con una profunda influencia de Syd Barrett, de Pink Floyd. Barrett, un “genio lleno de luz” cuya carrera fue truncada por la enfermedad mental, simboliza la entrega total a la obra. Este concepto resuena profundamente en la filosofía artística de Juanma, donde la creación se vive con una intensidad casi sacrificial:

“Para mí crear literatura o crear música es un trabajo que no representa entretenimiento, no representa diversión, para mí nunca fue un pasatiempo ni tampoco fue algo placentero. O sea, yo he terminado trabajos, libros, discos, padeciendo sufrimientos, sobre todo morales. O sufrimientos espirituales, porque hay un desgaste cuando pones todo en un relato o en una canción, necesariamente eso te desgasta”.

Esta intensidad es la razón por la cual la banda no toca con frecuencia en vivo: la experiencia es demasiado personal para ser mecánica.

“Para mí cada vez que nos subíamos a un escenario realmente era un desgaste, porque nosotros vivíamos cada canción, y hasta ahora nos pasa eso. Cada canción que estamos tocando, cada canción que estamos cantando es una conexión directa con las letras, con el sentimiento que te evoca la composición de esa canción, la producción de esa canción. Entonces para mí esa es la manera de vivir el arte”.

The Wandering Light: el refugio en la oscuridad

El título del disco, The Wandering Light (La Luz Errante), encapsula la filosofía de la banda y el contexto en el que fue forjado. No se refiere a un extravío, sino a la certeza de que el arte es un refugio al que siempre se puede acudir. Es una declaración que busca aliviar la realidad agobiante:

“Y es una declaración de que podemos contar siempre con el arte, que finalmente nosotros acudimos en distintos momentos, en distintos lugares, en distintas situaciones... Vos te aislás en un momento y tratás de encontrar ese alivio que la realidad que te rodea o que muchas veces te agobia, no te brinda. Entonces The Wandering Light tiene que ver con eso. Cada canción es un momento de luz que tratamos de encontrar con distintos temas”.

Aunque las canciones provienen de diferentes momentos creativos, el productor, también cantante y guitarrista, Juan Andrés Colmán se encarga de darles la homogeneidad que eleva el sonido de Eyesight a un estándar de excelencia.

“Lo que él está logrando a través de su capacidad como productor es darle esa homogeneidad al disco y que la persona que se sienta a escuchar, en este caso The Wandering Light, va a encontrar una línea de comienzo a fin en todas las canciones. Y sobre todo lo que estamos tratando es que esto suene con un nivel o con una sofisticación en la que el oyente o el que le siga a Eyesight encuentre que cada disco está sonando mejor y cada disco está mejor producido”.

La nueva era: madurez, integración y momentos que marcan

La madurez y la experiencia han enseñado a Juanma a abrazar una nueva dinámica en la banda, donde el ego se disuelve en el reconocimiento de las fortalezas individuales. El virtuosismo del baterista Guille Gayo, la precisión de Paulo Lezcano en la guitarra y coros, la voz impresionante del bajista Jorge Barrios (quien sorprenderá en este nuevo disco cantando un tema), y el perfeccionismo de Juan Colmán en la producción, son pilares de un proyecto que ahora crece potenciado por la química colectiva. Esta integración es la clave de su crecimiento.

“Cada uno tiene su labor y sobre todo yo agradezco y valoro lo que va aportando cada uno, porque realmente enriquece. No es una frase hecha, ni un cliché, es decir, cada uno está aportando realmente algo que le da otro vuelo a la canción, que le da otro vuelo a las composiciones... eso hace que todo crezca. Hace que la banda tenga una química distinta”.

A nivel personal, el álbum se publica en el contexto de un año irrepetible: el fallecimiento de su madre y el nacimiento de su hijo, Valerio. Este choque de muerte y nacimiento refuerza la convicción de que la pasión que atraviesa al artista “no puede detenerse, no debe detenerse”.

Finalmente, al recordar también la experiencia de abrir para The Cure en el Primavera Sound, hace unos años, se dibuja un retrato vívido de su impacto. Más allá de la emoción de compartir escenario, la figura de Robert Smith se alza como un emblema de la integridad:

“Ahí vos te das cuenta de lo que es el don de persona que tiene un tipo como Robert Smith... nos saludó, hablamos un rato y luego nos dijo: me van a perdonar, pero me tengo que ir porque yo demoro unos minutos para mentalizarme para salir a tocar, imagínense el involucramiento que tiene un artista como él”.

Así, la música de Eyesight no es un pasatiempo. Es una conexión directa con la emoción y una luz errante que, a través de los años, nunca ha dejado de iluminar su camino y el de aquellos dispuestos a escucharlos, recordándonos que las búsquedas más profundas son siempre un reencuentro con el mismo corazón que palpita.

El disco The Wandering Light será lanzado este jueves 9, con un show en vivo en Rockero y una invitación a la audiencia a conectarse a medianoche para un encuentro con lo inédito.

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