Pacífica: La amistad como motor creativo

Llegué diez minutos antes a Café La Noire en Colegiales. La expectativa flotaba en el aire, anticipando lo que sería la presentación de Pacífica abriendo para Kim Gordon y St. Vincent. Ellas no tardaron en aparecer.

Por Félix Amadeo

Foto por Julieta (innerspeaker____)

Inés lucía su guitarra al hombro y ya se percibía cierta magia en el lugar. Los tres pedimos mocaccinos. Sorbo tras sorbo de las tazas color pastel, la charla fue fluyendo cálidamente aquel martes fresco. En Sintonía nos adentramos, charla mediante, en el universo musical que comparten Inés Adam y Martina Nintzel.

¿Cómo fue que se conocieron y comenzaron a hacer música juntas?

Inés: Bueno, yo aprecio muchísimo lo aleatorio que fue conocernos porque fue tan de casualidad, tan poco esperado y planeado. Ninguna de las dos buscaba tener un proyecto con la otra, pero como nos seguíamos en Instagram, un seguidor en común le dijo a Martina que se debería juntar conmigo porque nos gustaban los Strokes y somos argentinas, así nos conocimos. Aprecio y agradezco eso que se hizo como una gran bola de nieve que siguió creciendo, creciendo, creciendo a lo que somos hoy, porque es tremendo.

¿Las redes sociales jugaron un papel clave en su historia?

Inés: Todo lo que nos sucedió es gracias a las redes, entonces como que mucha gente nos critica en este sentido, como que dice “ustedes se enfocan demasiado en las redes”, o son tipo...

Martina: Mucho show, poco rock.

Inés: Pero la verdad es que, para las oportunidades que tuvimos, no tenemos el privilegio de tener contactos en la industria. Entonces no es como que podíamos preguntarle a alguien “che, ¿puedo tocar acá?”, no conocíamos a nadie. Nos fueron llegando oportunidades por las redes. El único contacto que tuvimos fue el primo de Inés que nos dejó tocar en un show en Nueva York y ahí todo fue como por mérito.

¿Recuerdan quién fue la persona que las conectó?

Inés y Martina: No, no, era una persona que no conocemos, era un seguidor, no sabemos su nombre.

Inés: Era en un sticker de preguntas y no me aparece más la pregunta. Ojalá algún día aparezca.

Foto por Gianfranco Carassai Zilli (@bettercallgiank)

¿Ya se seguían mutuamente en redes antes de comenzar el proyecto?

Martina: Inés tenía su YouTube, yo tenía mi Instagram. Yo la seguía a Inés, Inés seguía a esa persona pero no a mí. No sé si nos hubiésemos conocido en otro contexto. Yo creo que no nos hubiésemos conocido.

Inés: Yo creo que no, o sea, aparte de seguirnos en redes, tomar el siguiente paso a, bueno, juntémonos.

¿La diferencia de edad influyó en el inicio del vínculo?

Martina: Tenemos una diferencia de edad bastante grande más que nada, pero bueno, nos conocimos, yo tenía 17 e Inés tenía 22. Fue todo muy orgánico, pero sin la poca organicidad que tiene el conocernos por las redes, hubiera sido imposible. Aparte yo iba al Nacional e Inés iba al Liceo Francés. Yo estudiaba Biología, Inés estudiaba Cine. No coincidimos para nada. En ningún lado. No tenemos nadie en común.

El encuentro con la música

¿Cómo llegó la música a sus vidas, particularmente en sus trayectorias individuales?

Inés: Yo tuve el camino más convencional. Desde muy chiquita siempre me interesó cantar, tocar la guitarra y mis padres lo fomentaron, había una guitarra en casa y todo. Entonces, a pesar de que no eran músicos, la música tenía cierta importancia en el hogar. Eso lo fui desarrollando sola y eventualmente, cuando dejé la carrera fue porque dije: “Bueno, quiero hacer música”, pero igual, hasta que no conocí a Martina, no lo hice profesionalmente.

Foto por Gianfranco Carassai Zilli (@bettercallgiank)

Martina: Mi familia escuchaba mucha música, mi mamá escuchaba mucho Shakira, mi papá tipo más Pink Floyd, los Beatles. A los 15 años me puse de novia con un chico que le gustaba mucho The Strokes. Me los presentó, me gustaron y era medio tóxico, me decía que no tenía ningún interés fuera del colegio. Mis papás son ingenieros químicos entonces siempre tuve lo exacto, me gustaba la matemática, me gustaba todo. Un día me dijo eso: “no tenés ningún interés, no te pasa nada” y yo tipo despechada fui y me anoté en clases de bajo para ser más interesante. Después empezó la pandemia y ahí empecé a practicar bajo más en serio, pero la verdad es que no tocaba técnicamente, no sabía nada de teoría y yo solo quería aprender a tocar The Strokes. Recuerdo que le mostraba a mi novio y él se burlaba porque tocaba mal.

Empecé la pandemia con 16 y fue como bueno, encerrarme. Me dediqué a la cuenta de fans de los Strokes, porque mi novio me cortó justo antes de la pandemia…Entonces no tenía con quién compartir, también peleé con todos mis amigos de secundaria, entonces dije bueno, voy a armar una red social para... tener una comunidad.

Inés: Yo estudiaba cine, pero bueno a los Strokes también los descubrí de más chica como a los 14. A esa edad dije: “quiero tener una banda”. El sueño. Y no había gente alrededor mío que tocase. Yo también era muy introvertida, entonces tenía una amiga que cantaba y cantábamos juntas, pero no había banda para tener. Entonces me veía los videos de Jorge Orellana, que tiene todas las tabs. Tocaba con él, hacía mis versiones. Mientras Martina hacía su comunidad en Instagram, yo hacía mi comunidad en YouTube y subía mis covers, ambas teníamos como un mundito ahí. Yo creo que también tiene algo de una búsqueda, de una conexión con algo que no sabíamos qué era. Una esencia nuestra. Claramente las dos estábamos buscando algo y no sabíamos qué.

Aventuras inesperadas

¿Cómo fue el primer viaje que hicieron juntas a Nueva York?

Martina: Fue un flash. Fue como a dos segundos después de habernos conocido. En verdad fue un año después. Fuimos a ver a los Strokes y nuestra experiencia en Nueva York fue rara, porque fue Nueva York tomado por el COVID. Entonces, las primeras dos semanas que estuvimos ahí no hicimos nada, porque no se podía.

Foto por Gianfranco Carassai Zilli (@bettercallgiank)

¿Tocaron allá durante ese viaje?

Martina: Tocamos un show, en ese show… o sea, vamos con COVID, y después tocamos otro show con COVID y después ya teníamos COVID, ya fue. Empezamos a salir. Y justo se dieron muchas cosas juntas, como que nos empezaron a ofrecer shows ahí, hicimos tres shows en vez de uno. Y nos quedamos un mes y medio en vez de dos semanas, porque entre que tuvimos COVID y que hubo una tormenta de nieve, se extendió muchísimo.

Martina: Entonces, ya más al final del viaje, nos hicimos una amiga de Gemma Grace y ella nos presentó al mundo más musical de Nueva York, como una banda que se llama Geese, que nos encanta.

¿Escucharon el disco de Cameron Winter (cantante de Geese)?

Martina: Sí. Capo mal.

Inés: No, todavía no. También conocimos a Naked Son, Slow Fiction, bandas más recientes de Nueva York que nos gustaron. En uno de esos shows nos contacta una discográfica y nos ofrecen firmar. Y nosotras ni lo estábamos buscando. O sea, locura.

Martina: Completamente en otra. La sensación era que, bueno, juntas las cosas nos pasan y además en Nueva York. Estaban pasando cosas y la gente hypeaba con nosotras. Además que acá hicimos un show justo antes de irnos y vinieron 70 personas. Era la capacidad del lugar. Y fuimos a Nueva York y vinieron también 70 personas, ¿me entendés? Y era como, somos dos pibas que nos habíamos armado el Instagram hacía un mes.

Inés: Y no había ninguna expectativa de que haya público.

¿Cómo se sintieron con esos primeros shows en el exterior?

Inés: Al principio creo que la ignorancia fue nuestro mejor amigo porque por lo menos vos, en el primer show en Nueva York no estabas nerviosa.

Martina: No, para mí era como, no teníamos nada que perder porque no teníamos nada que ganar.

Inés: Yo era un poco más consciente de lo que estaba pasando porque yo sí había tocado en un lugar y había venido, no sé, mi familia nomás. Martu, segundo show que tocás ya hay gente, digamos.

Foto por Saúl Moreno (@saulhmore)

¿Tocaron en Arlene’s Grocery?

Inés: Sí. En ese mismo viaje. Nosotras teníamos un show programado. Terminó e hicieron dos porque al dueño del lugar le gustó y después hicimos otro en Arlene’s Grocery. Ahí tocaron los Strokes, Patti Smith, Jeff Buckley. Quizás está nuestra presentación en YouTube. Tocábamos sin pedales.

Martina: Tocábamos muy mal, yo cantaba muy mal. Pero bueno.

Inés: Creo que la gente nos venía a ver porque sentían que eventualmente íbamos a... lograr algo.

Martina: Era loco volver el año pasado a Nueva York, que venga gente que vino al primer show y que nos digan, tipo “wow, crecieron un montón". Para mí el profesionalismo entró mucho más adelante, como que al principio era como, bueno, venimos acá, tenemos un soundcheck. Improvisamos. No sabíamos. Tenía un amigo que se llamaba Franco, que nos ayudaba a hacer los soundchecks acá, como que venía y nos decía “bajale a esto, subile a esto”.

El momento decisivo

¿Y el regreso a Buenos Aires cómo lo sintieron?

Inés: Fue rarísimo. Creo que lo primero que nos pasó fue una oleada de una mini depresión: “Nos acabó de pasar algo increíble…¿Cuál es el siguiente paso?”. Entonces, hasta que nos dimos cuenta de qué teníamos que hacer, eventualmente terminamos firmando con la discográfica, fue todo un proceso, porque hubo mucho debate.

Martina: Sí, también cuando volvimos fue como, se terminó el viaje, ya no estábamos más juntas físicamente, y era como, bueno, hay que pensar qué vamos a hacer. Y yo estaba anotada en la facultad ¡e iba a empezar a estudiar Biología! Inés me decía, “si vos estudias, yo voy a trabajar”. Y empezamos a pensar, y fue como “si yo estudio y vos trabajás, no vamos a tener tiempo nunca”. Entonces reflexionamos: si vamos a hacer esto, tenemos que abandonar todo.

Inés: Es un trabajo lo que hacemos. Totalmente. Hay gente que no lo ve como tal y no sabe lo que hay detrás de la música en general. No solo tocar los instrumentos, sino que componer, estar presente en todas las instancias. Es realmente un trabajo y obviamente se puede tener otro, pero mientras más tiempo le metas, mejor va a ser el producto al mismo tiempo.

Ustedes grabaron su álbum debut Freak Scene en seis meses, ¿verdad?

Martina: Sí, pasamos seis meses escribiendo y seis meses grabándolo.

¿Eso fue a poco tiempo también de tomar esta decisión y firmar?

Martina: Sí, ni bien volvimos, fue como, bueno, firmamos, ¿qué hacemos? Hay que escribir las canciones y después de escribir las canciones hay que...Por suerte la discográfica nos vio muchísimo potencial.  Gabe Saporta de Cobra Starship es muy buen guía. Esa banda es super punk pop. Y él como que descubrió algo en nosotras. Vio algo y decidió apostar cuando no teníamos como ningún cimiento. Claramente había algo que estaba pasando, pero no tenía ninguna certeza de que íbamos a escribir un tema bueno o a crecer. 

Inés: Además la discográfica es de Los Ángeles, y nosotras dos chicas de Argentina.

Foto por Brandon (@brandonwithcanon)

Un sueño surreal

¿Qué emociones les despierta telonear a Kim Gordon y a St. Vincent?

Inés: Es algo super especial. Creo que mientras más tiempo pasamos en la industria, más valoramos rodearnos con mujeres. De hecho, queríamos tener todo sonidista mujer, stage mujer. Pero bueno, no pudimos.

Martina: De repente te vas encontrando con eso. Empecé a apreciar más la presencia femenina porque te das cuenta de lo rodeada que estás de hombres todo el tiempo.

Inés: Quizás en la parte técnica todavía falta. Siento que desde el público están mucho más aceptadas las mujeres y más respetadas, pero dentro de la industria todavía hay un nivel de...resistencia.

¿Sienten que ellas (Kim Gordon/St. Vincent) las influencian como instrumentistas?

Inés: Bueno, yo escuchaba, no Kim Gordon, pero mucho Sonic Youth. Cuando tenía, también, esa época que descubrí los Strokes, más o menos a los 14, 15 años.

Martina: Tuvimos de refe algunos temas para el disco, para el mixing. Y sí, St Vincent, no sé si una influencia directa, pero reina total. Más que nada su trabajo de producción, viste que ya empezó con Olivia Rodrigo y produjo a Taylor Swift, un montón de cosas.

Inés: Siendo mujer guitarrista, para mí, los referentes que yo tenía eran Haim y St Vincent. Me acuerdo que tenía un video de ella, creo que se llamaba Guitar Moves, habla de su técnica, de cómo aprendió a tocar con los dedos primero. Son cositas que te quedan muy fragmentadas en la mente porque uno agarra lo que puede, ¿no? Como esta mina toca muy bien, es muy capaz de empujar. Así que sí, estamos emocionadas.

Explorando otros caminos

¿Cómo surgió la colaboración con Tango Astral? (proyecto de Luca Bocci con Nico de Santis). En esa canción (Mi Corazón) cantan en español.

Martina: Esa colaboración la teníamos en mente hace un montón. Hicimos el primer disco con Nico De Santis, él produjo, y tocó la guitarra en todos los temas. Cuando estábamos terminando, Nico empezó a vivir con Luca por un tiempo y empezaron ellos su banda, nos mostraban los temas, nos juntábamos. Y nos mostró Mi Corazón, que nos encantó. Cuando empezaron a grabar nos invitaron a hacer coros. Nosotras siempre les decíamos, “tiene que hacer este tema” y ellos no lo querían hacer porque era demasiado pop. Muy insistentes. Insistimos tanto que al terminar dijeron “bueno, lo hacemos, pero tienen que estar ustedes”.

Inés: Fue súper orgánico que Luca esté en el estudio y que nos muestre algo de casualidad. Y nosotras, orgánicamente digamos “che, bueno, nos gusta lo que queremos hacer”. No es que tengamos una negación para cantar en español.

Martina: La realidad es que ahora el mercado en español va mucho mejor que en inglés. Entonces es como... ¿En verdad? No sería mejor en español, no es lo que nos está representando ahora. En este disco tenemos un tema que vamos a sacar en inglés y en español. Y la verdad es que cambia muchísimo. Cuando lo cambias de idioma, aunque sea la melodía de la misma instrumentación, cambia completamente la vibra. Y no se dice que esté mal, pero no sé si lo haríamos para todos los demás. A menos que sea una búsqueda de que suene, lo tiene que pedir la canción.

¿Qué podemos esperar de este nuevo disco? ¿Qué nos pueden adelantar?

Inés: Pacífica en modo personal. 

Martina: Sí. Es mucho más autobiográfico. Como contábamos, para el primer disco no nos conocíamos. Esto es como 100% experiencias que pasaron.  Siento que es más nosotras. Hicimos más una búsqueda sonoro-melódica. Cantamos más las dos.

Inés: En nuestro primer disco queríamos ser los Strokes. Nos guiamos mucho pensando qué decisión tomarían ellos. Fueron nuestra guía, si había dudas íbamos por el camino Strokes. Acá, no decimos “no Strokes” porque no sería natural para nosotras.

Martina: Pero sí buscamos un sonido moderno, original, nuestro. Nos surgió fácil, de venir tocando tanto tiempo juntas.  Entre las giras y la experiencia, escuchando música juntas.

Inés: Fue parte de nuestra búsqueda. Encontramos algo que es mucho más nuestro y lo seguiremos encontrando cada vez que entremos en modo composición. Es muy emocionante vernos crecer y encontrar cosas lindas, porque se siente bien.

Anterior
Anterior

Lisandro Aristimuño en Paraguay: afuera el frío, adentro la eternidad

Siguiente
Siguiente

Anti-Carbono: Post rock, orquestación y un sombrero