Pollera, tambor y territorio: reescribiendo el folclore con voces disidentes
En el corazón palpitante de Chaco, donde las fronteras se disuelven entre la selva, el río y el canto ancestral, surge una voz que transita los senderos del cuerpo, la memoria y la identidad. Allí, donde la tradición folclórica se encuentra con la disidencia, el arte se convierte en un ritual vivo que desafía estructuras rígidas y abraza la belleza de la libertad gracias al arte de La Fuegah, una de las protagonistas del Festival “Esto también está sonando”, que será hoy en Resistencia. Este camino, que entrelaza raíces indígenas, afrodescendientes y criollas, no solo canta al monte y a sus sonidos, sino que también convoca a sanar, resistir y celebrar desde la ternura profunda de quienes se atreven a ser.
Por Mavi Martínez
La propuesta artística que aquí se despliega no es una simple interpretación del folclore, sino una reescritura amorosa y valiente, una recuperación del saber popular desde la óptica queer, que desafía el binarismo impuesto y reivindica la diversidad como esencia. En esta voz que danza y canta con pollera, maquillaje y vestuario, el drag se convierte en vehículo de sanación y resistencia, en un acto poético que convoca a reconectar con la tierra, con las memorias ancestrales y con un territorio que trasciende las fronteras políticas para ser un latido compartido entre Paraguay, Brasil, Misiones y Chaco.
Este arte es también un llamado a la comunidad, a la construcción colectiva donde el escenario es altar y espacio sagrado, un lugar donde los cuerpos disidentes pueden gritar, cantar y recordar que la memoria se escribe con ternura y lucha. En tiempos que exigen resistencia, esta voz se alza para reclamar que las infancias sean libres, que la música y la danza sean puentes hacia un futuro donde el derecho a desear sea el derecho más sagrado, y donde el monte, con sus sonidos y sombras, siga siendo la cuna inquebrantable de nuestras identidades.
-Me parece muy potente y muy poderoso de verdad todo lo que sucede artísticamente en su región y que al final nos une muchísimo.
-Sí, yo siempre digo que acá en Chaco, toda esta región, tenemos mucha más similitud culturalmente hablando con Paraguay que aquí, por ejemplo, compararme con Buenos Aires, nada que ver, digamos. Creo que acá hay un núcleo, un gran polo que incluye Misiones, Paraguay, Chaco, Brasil, yo me siento mucho más arraigado o agitado con toda esa cultura.
-Y bueno, vos agarrás lo folclórico, lo disidente, te atraviesa. Entonces me pregunto, ¿cómo será que Esteban descubrió que el drag podía ser como un vehículo para un montón de cosas? Supongo que para sanar, para resistir, para celebrar.
-Y mirá, este es un camino que tiene ya casi más de 12 años ya en mi vida, de que empecé bailando folclore justamente, y también empecé, me inscribí, acá está la Facultad de Artes, Diseño y Ciencia de la Cultura, está la licenciatura en Artes Combinadas. Y también me había inscripto en esa carrera, y era la parte de la primera camada. Y venía todo el palo de la danza, el folclore, y también hice mucho teatro, danza, teatro, mucha performance. Pero al final de un tiempo me había alejado del mundo del folclore porque sentía justamente que... Yo no encajaba básicamente porque me pedían que zapatee y yo quería bailar con la pollera, por así decirlo, ¿no? Y encontraba que también era todo muy serio, con estructuras súper rígidas.
Y después, gracias a la facultad también, y gracias a conocer profesores que saben que uno crece si comparte lo que sabe con el otro, me enseñaron un montón de cosas. También conocí mucho la teoría de Marlene Wayar, que es una activista docente trans, de acá de Argentina, que justamente en sus investigaciones hablaba de esto, de que las identidades queer, las identidades maricas, disidentes, estamos mucho antes del colonialismo presente, que sí venían a imponer este binarismo.
Y a su vez también demostrar, dejar un mensaje a la gente que me han dicho muchas veces, gracias por lo que hacés, porque estamos en tiempos donde la cadena del cuello nos ajusta un montón y esto nos da un respiro, nos permite ser quienes somos. Y como decía, venía mucho del palo, de la danza, de lo corporal, y obviamente que la voz también es corporal, pero la voz recién salió cuando me animé a montarme, a explotar estos superpoderes maricas, digamos, de tener un vestuario, un maquillaje, una propuesta, y ahí me animé a cantar, digamos.
Ahí comenzó mi parte musical, que ya la tenía siempre, pero muy adentro mío, entre casa, de cantar. Era mucho de bailar, de performar, y con el drag me animé a cantar, digamos. Y me llevó a caminos hermosos que nunca hubiera pensado que dónde estoy hoy en día, con quién compartí escenario, por ejemplo, que de quién aprendí. Así que así comenzó más o menos.
-Algo que me llama la atención, y que me gusta que hablas de esto, de que tu propuesta artística es como que sale de lo tradicional que se espera del folclore. Entonces, ¿qué significa para vos, digamos, descubrir ese camino de romper, como se dice, entre comillas, una tradición, pero sin dejarla de lado también? O sea, hay como una tensión entre respetar lo ancestral, pero hay una necesidad de disrupción también.
-Sí, básicamente, bueno, el folclore, digamos, el significado dice, es el saber de un pueblo. Y estamos en un momento muy crítico, hablando social, económicamente, culturalmente también, acá en Argentina, tengo amigas de Paraguay que sé que sufren también mucho esta misma situación de ser discriminados, ser la parte abyecta de la sociedad.
Entonces, creo que esta tensión, justamente, que hablas vos del folclore, de hacerlo propio, hacerlo mío, hacerlo marica, habla justamente de ir a lo que dice el concepto, es el saber de un pueblo, somos también parte del pueblo. Entonces, es reafirmarnos como ser parte de esta sociedad que estamos y que somos también sujetos de derechos, sujetos que construyen una sensación, una emotividad, una sensibilidad. Entonces, dije, bueno, hay que ir por acá, ¿no? Como te decía, me ha pasado justamente, más que nada me pasa con el chamamé, que es lo que vamos a hacer con Felipa, justamente, ahora.
-Bueno, justo lo mencionaste a Feli, que yo sé que también trabaja desde el cuerpo disidente y poético, que es hermoso lo que hace. Entonces, ¿cómo se encontraron ustedes, o sea, sus artes? ¿Qué les une más allá también del escenario?
-Sí, nos une un montón de cosas. En realidad, esta propuesta fue por parte de los productores, de hacer algo juntos. Y a Felipa la conozco de haber compartido con ella, que me ha invitado, por ejemplo, a presentaciones de cuando estuvo en el arte Chaco de Corrientes, que es una feria de arte que está tomando mucha relevancia. En esa época, a mí también me ha tocado participar. Y siempre nos encontramos, por supuesto, y me parece más importante, en las calles, en las marchas de orgullo, o en las marchas donde ambas también tenemos ese ardor por cantar y gritar, no solamente las cuestiones folclóricas o tiernas de nuestra canción, sino también cantar y gritar por las que ya no están, por la violencia que sufrimos constantemente, socialmente hablando. Entonces, creo que eso nos une, ¿no? Salir a caminar, orgullosamente, siendo marica, con tu ropa estrafalaria, con tu caminar estrafalario, con tu voz, que quizás una persona que no entiende nada acerca de las identidades diversas dice, bueno, eso es como un varón cantando como mujer, ¿no? Y es ir a esas cuestiones, a romper esas estructuras súper rígidas para que entiendan que cada uno puede ser como quiere y desea ser, sin tener que obligar al otro a seguir esas estructuras rígidas, ¿no? Eso es lo que nos une con Felipa. Esas ganas, no solamente de hacer arte, sino hacer un arte que te haga pensar, que te haga romper esas estructuras fijas, que te motive.
-Y, en ese sentido, me imagino, y te pregunto, yo pienso que va a ser muy poderoso llevar, no sé, los cuerpos, las voces, pero también memoria al escenario. O sea, es como una forma de, iba a decir recuperar el territorio, pero es tomar un territorio que nos pertenece a todos.
-Así es. Justamente a nosotros nos va a tocar el honor de poder abrir el festival en el escenario Laguna, ya que el festival va a tener dos escenarios, y un escenario que va a estar cargado de artistas tremendos con gran renombre. Y, bueno, esta hermosa producción nos permite a las disidencias poder abrir los caminos. Y toda esta cuestión que presento también, se enlaza con la deidad del festival que es Zambicho, protector de todos los sonidos del monte. Entonces, nosotras como buenas maricas performáticas, ritualeras, ancestralas, vamos a justamente hacer esta invocación, este ritual ancestral marica para poder ayudar a sanar a Zambicho. Entonces, nuestro espectáculo, nuestro show, nuestra intervención va a pasar por eso, ¿no? Por un ritual donde cada canción va a llamar a un elemento, va a llamar a una memoria, para justamente poder hacer esta conjunción de los elementos y poder sanar a Zambicho y poder recuperar todos los sonidos del monte, que lamentablemente, y esto ya no es metafórico, lo estamos perdiendo cada vez más.
Los sonidos del monte, las sombras, el agua, el árbol de nuestro monte cada vez va desapareciendo más y con eso se van extinguiendo nuestras aves, nuestros animales locales, y con eso también el desplazamiento de las poblaciones que también viven por producto del desmonte, que es un gran tema. Entonces, elegimos e hicimos una selección de canciones que recuperen esa memoria, que recuperen esos saberes ancestrales, ese cuidado de la tierra, ese saber que no somos algo que está separado del todo, sino que somos parte del todo, que tiene que ver mucho con las enseñanzas de los pueblos ancestrales indígenas de este territorio, como de todos los pueblos indígenas de todo el territorio, que es un saber al que tenemos que volver.
-Me hablas del territorio que, como te dije a mí, me parece súper llamativo también cómo convive, hay una mezcla entre lo urbano, lo rural, el litoral, ¿qué es lo que tiene esta tierra chaqueña, digamos, que inspira tanto? ¿Ese territorio, vos sentís que empieza y termina en algún lado, o se extiende y atraviesa todo?
-Atraviesa absolutamente todo, es como esta cuestión de derribar esas fronteras justamente, que puede ser un pensamiento, hablando de geográfico político, cuando vamos a lo musical, al arte, a lo cultural, incluso si hablamos también de cuestiones más, de que tienen que ver con el clima, con la geografía, con las horas y las faunas, al igual que la música, esto como que no hay una frontera, no hay un límite, esto se va expandiendo y se va entrelazando, y se va diluyendo, fusionando con otros espacios, con otros territorios.
Y me parece eso lo hermoso de la música, que acá suena un chamamé, en Paraguay suena un chamamé, en Brasil suena un chamamé, que deben tener algunas cositas distintas que tienen que ver con el territorio, pero en fin la base, ese hilo conductor, sigue siendo el mismo. Eso me parece lo importante de este territorio que hablábamos en el principio, de que yo me siento mucho más identificado con una cultura, con un territorio paraguayo, brasileño, antes que con algo más central de mi país.
Y cuando ando por el interior de mi país, por todo el otro territorio, que no sean estas grandes ciudades, o cuando voy a Paraguay, siento que estoy en el corazón de un territorio que va mucho más allá, que tiene esta mezcla de lo ancestral, de lo contemporáneo, de todos los santos paganos, de todos los colores, de todas las frutas, todos los sabores, los aromas, ahí siento ese territorio multicolor, súper rico, que a veces no me pasa, y entonces, ahí me doy cuenta de estas cuestiones de las fronteras. Las fronteras están en la cabeza.
-Totalmente, somos como un solo país, si es por eso.
-Sí, sí, totalmente, totalmente, bueno, justamente, somos un solo territorio, somos ese gran Abya Yala, ese gran Chaco también. Esto a mí me voló la cabeza una de las últimas veces que fui a Paraguay, y saber que allá también hay un gran Chaco, y toda la historia que atraviesa, y cómo nos une. Toda esta riqueza cultural y todo este ADN, que no solamente están los pueblos criollos y europeos, también tenemos que revalorizar y poner un poco en visión, y escuchar a los pueblos indígenas, y por supuesto también reivindicar a las poblaciones africanas y afrodescendientes de este territorio.
Y nuestro ritual maricancestral va a ir por ese lado, va a ir por reivindicar justamente esa memoria, esa memoria guaraní, esa memoria criolla, esa memoria afrodescendiente, que está latente, digamos, está súper latente, así como vamos a decir, hay un progreso que hoy en día la mayoría del país piensa justamente en juntar dólares, por ejemplo, o en mirar hacia grandes imperios, pero ¿a costa de qué están creados esos grandes imperios? ¿Qué tenemos acá? ¿Qué es lo nuestro? ¿Qué es lo que nos representa? Y también lo que nos sostiene, ¿no?, para seguir día a día.
-Claro, y aparte, como decías antes también sobre este festival, y pienso, hay otros festivales que celebran otras expresiones foráneas, digamos, pero para mí qué importante es que haya un festival que celebre nuestra identidad también, porque a través de eso podemos descubrir de dónde venimos, quiénes somos y bueno, hacia dónde vamos a ir.
-Es fundamental, es fundamental que este espacio se siga generando. Ya el año pasado habían hecho este festival en el Cecual. Y que hayan justamente hecho fuerza para que esto se concrete y se expanda, para que lleguemos y el festival se pueda concretar en un espacio hermoso que es el Parque 2 de Febrero, ahí con un paisaje que es muy particular, que tiene que ver con esta Resistencia, con esta ciudad que fue creada sobre lagunas. Y tener esta conciencia de los sonidos del monte, creo que todo va a pasar por ahí. De que toda la música que venimos escuchando, venimos creando, y venimos expresando hoy en día, tiene que ver con esta raíz de la música de nuestro monte, las sonoridades, los cantos de nuestras aves, las hojas del viento bailando. Todos estos grandes artistas nos vienen a hablar de eso, de que recuperemos, de que escuchemos al monte, básicamente, de que no nos olvidemos de escuchar al monte, y de cuidarlo también. Como esta cuestión que nos enseñan nuestras abuelas, especialmente de las comunidades indígenas: si vas a entrar al monte para buscar un yuyo, antes tenés que pedir permiso, sí o sí. Tenés que pedir permiso. No tenés que olvidarte de que vos no estás por encima de nadie, ni sos Dios, sino que vos sos parte de todo esto, y hay que ser consciente de todo esto, y hay que cuidarlo con mucho respeto.
Hablar sobre nuestros consumos, sobre nuestros desechos también. Yo creo que este festival apunta hacia eso, hacia escuchar primero al monte y a cuidarlo por sobre todas las cosas, más con todos los artistas que estarán. Entonces yo creo que ese es el hilo de este festival: escuchar al monte y cuidarlo.
-Y algo que me encanta de estos artistas es que resisten desde la ternura.
-Totalmente, eso que acabás de decir, para mí es un eslogan, más desde que gobierna este señor despeinado. Hay que resistir en la ternura, lo digo siempre. Hay que resistir en la ternura desde la compañía de un vínculo que sea más afectivo, pero también desde la ternura de los propios padres, de las familias. Hay que resistir desde eso, desde las juntadas para hacer música, para pensar, para tomar fuerza.
Yo creo que son todos estos momentos, como dice Ratón Aranda, que es un ex preso político de la última dictadura militar acá de Chaco: hay que buscar esos momentos de vida, de respiro, que te permiten justamente poder seguir, ya que todos los días la gran mayoría de este pueblo está pensando cómo voy a sobrevivir hoy, qué voy a comer, qué voy a hacer mañana. Y este festival es de esos momentos de vida, esas trincheras de cultura, donde uno se puede encontrar con el otro, puede encontrar música que te motiva, que te llena el alma.
Esos son los respiros de vida, y esta es la resistencia de ternura, en la ternura que necesitamos. Justamente, ayer terminé de mirar a El Eternauta y vuelvo a reafirmar, ¿no? Nadie se salva solo.
Y es un tiempo donde uno quiere —o mejor dicho, ellos quieren— que nos involucremos, que nos pongamos tristes, estar en la pantalla viendo todas las cosas horribles que van haciendo como gobierno... Yo creo que hay que seguir juntándonos, dejar un poquito el celular, juntarse con tus amigos, tomar un tequila, tomar un mate, un vino, charlar, contarse, sí, las desgracias, pero también reírse un poco.
-Y parte de tu trabajo yo sé que es también tener en cuenta a las infancias, ¿no? Porque obviamente todo esto se va a quedar para los que vienen después de nosotros.
-Sí. Vos sabés que fue sin querer queriendo, porque yo pienso más que nada en un mensaje universal, ¿no? Que llegue a todos. Pero me ha tocado muy buenas experiencias de ir a cantar, por ejemplo, para el Día del Árbol, a unas granjas educativas donde se encontraba con infancias desde el jardín, desde la primaria, secundaria también.
Creo que tiene que ver también un poco con las canciones que uno elige, con los sonidos. Últimamente yo vengo trabajando mucho con el tambor, cantando mucho los candomblés argentinos, estos ritmos afro-argentinos. Y eso llama mucho la atención, más por supuesto todo lo visual también. Que en una infancia que viene despojada de todas estas ideologías, de estas estructuras binarias, porque las infancias vienen más que nada con la duda, pero con una duda despojada de todo eso, sino con una duda de que le sorprende. Y me preguntan mucho: “¿Por qué te gusta estar así?”, “¿Por qué estás así?”, “¿Por qué estás pintada?”, “¿Por qué estás...?”. Porque me gusta, digo. Básicamente voy a la respuesta más fácil, para que sea entendible, es de que ellos puedan entender que yo soy así porque quiero y deseo y me gusta ser así, y que no influye en ningún tipo de mal ni nada que haga un tercero.
-Para ir cerrando, si pudieras pensar en lo que va a pasar más adelante —no sabemos, obviamente—, pero vos, ¿qué sentís que a vos y a tus compañeros les gustaría dejar como legado?
-Que las infancias sean libres, de verdad. Que en la infancia cuando le enseñen a bailar una chacarera, por ejemplo, no le impongan por su mentalidad si tiene que zapatear o zarandear. Tiene que ser libre de elegir qué es lo que quiere hacer, cómo quiere expresarse, cómo quiere crearse. Yo digo: reivindico mi derecho a desear, y que otros, que todos, puedan tener ese derecho a desear. En este sentido, parafraseando a Susy Shock, actriz, escritora, cantante y docente argentina, quien dice: “Reivindico mi derecho a ser un monstruo y que otros sean lo normal”.