Zeta y Patri en Paraguay: mucho más que buenos recuerdos
Después de haber dado un paso al costado de Mägo de Oz, Javier “Zeta” Domínguez y Patricia Tapia visitaron nuestro país en el marco de la gira mundial llamada “Buenos Recuerdoz”, una especie de despedida que conmemora todos aquellos años que tuvieron al frente de la reconocida agrupación española de folk-metal; brindando un potente espectáculo en el cual se destacaron no solo los músicos extranjeros, sino también la banda de apoyo, que fue enteramente conformada por músicos locales que supieron dejar en alto el talento nacional.
Por Toby Galeano
Patricia Tapia y Javier “Zeta” Domínguez en vivo en Asunción.
El pasado 24 de mayo, Asunción se partió en dos y pilló bailando a una multitud que escuchaba por primera vez en vivo a los dos cantantes que dieron voz a la segunda etapa de Mägo de Oz. Comprendida entre los años 2012, posterior a la partida del clásico vocalista José Andrea, y 2023, año en el que ambos decidieron bajarse del barco poco después del lanzamiento del álbum “Bandera negra”.
Alrededor de las 21:00 horas, llamativamente en un establecimiento cerrado y no muy amplio, pero excelentemente equipado para un recital energético, la introducción instrumental de “Pensatorium” hacía estallar las gargantas de los fanáticos que esperaron este momento por mucho tiempo. El tranquilo arpegio de guitarra con la melodía de flauta y violín fueron interrumpidos por la pesadez de las guitarras distorsionadas que, como si fuera una épica fantástica, como un sueño hecho realidad, formaron el ambiente para la entrada del dúo español, Zeta y Patri.
El primer hechizo de la noche continuó con “Satanael” y culminó en la eterna absolución de “Cadaveria” que, contrario a invocar a la santa muerte como en sus versos, dio vida a la interacción del público para saludar a Zeta, que afirmó que decidieron buscar otro horizonte fuera de Mägo de Oz mientras iniciaba la pista de “Te traeré el horizonte”, para posteriormente llevar el show a otra realidad con “El libro de las sombras”.
Patri personificaba a la dama del amanecer con “Kelpie”, canción que originalmente cuenta con la voz de José Andrea, pero que fue regrabada con la voz femenina en el año 2015 para el álbum “Finisterra ópera rock”.
Eventualmente la tristeza se haría notar con la balada “Si supieras” y la primera canción lanzada con Zeta, “Xanandra”, pieza que, aunque no se caracteriza por ser una balada, también canta al olvido, la nostalgia, la soledad y besos abandonados en el ayer; al igual que la que cerró este segmento, “Hechizos, pócimas y brujería”.
La fiesta continuaba y Asunción se convirtió en la “Ciudad Esmeralda” entre el mal y la oscuridad que no podía ante tanta expresión de euforia. Felicidad y sudor, tristeza y lágrimas, un sube y baja de sentimientos se confabularon en ese aspecto fundamental de la humanidad que alaba el estribillo de la siguiente canción, “El amor brujo”.
Poco a poco se iba la noche, poco a poco la muerte llegaba en “Tu funeral”, la penúltima canción de los éxitos de la época de Zeta y Patri en Mägo de Oz. Posteriormente, los brazos se levantaron y el público coreó extasiado “Vuela alto”, para dejar las estrellas a los pies de esa muchedumbre acalorada que respetaba a rajatabla la recomendación de volar muy alto y soltarse, pues mientras canten no podrán caer.
Tras una pausa de algunos minutos, los protagonistas de esta historia volvieron al escenario para presentar una canción de autoría del dúo, “Buenos recuerdos”, balada que se estrenaba en esta gira y que también le daba nombre. Finalmente, después de despedirse del público paraguayo y dejar colgada la idea de volver en otra ocasión con Zeta Legacy, el nuevo grupo del cantante, “El traidor” sonó con energía hasta el cierre de los rojos telones que puso punto final a esta fantasía que recorrió los álbumes “Hechizos, pócimas y brujería”, “Ilussia”, “Finisterra ópera rock” e “Ira dei”.
Se retiró la multitud, todavía tarareando melodías del folklore europeo. Se hacía perla en sus caras el sudor, como aquel desconocido Santiago, también llevaron en sus pechos, no la cruz, sino mucho más que buenos recuerdos.
Hasta que el cuerpo aguante
“Esto no hubiera sido posible si no fuera por este maravilloso equipo”, fueron las palabras de Zeta, que se tomó un momento para felicitar a la banda de apoyo, conformada casi totalmente por músicos paraguayos que mantuvieron a flote el evento de manera magistral.
Cuando hablamos de Mägo de Oz, hablamos de la presencia constante e imprescindible del violín y la flauta, instrumentos que estuvieron a cargo de Alicia Florentín y Fabio Ortiz respectivamente; quienes, respondiendo a la pregunta sobre la preparación, contaron que ellos mismos escribieron las partituras de las canciones a ser interpretadas con nada más que el ejercicio de la audición.
“A mí me avisaron el 28 de abril y el 1 de mayo ya era el primer ensayo”, dijo la violinista Alicia Florentín, y agregó que tomó el compromiso gracias a la confianza que tenía con el pianista del grupo, David Moreno, quien fue el que la recomendó para el trabajo después de que la persona encargada anteriormente de ese instrumento haya desertado casi a tres cuartos del camino.
Y para demostrar este compromiso, realizó el esfuerzo de una manera que no cualquiera lo haría; en honor al poco tiempo que quedaba, escribió a mano todas las partes del violín después de escuchar las canciones: “Hice todo a mano, escuchando, a veces ponía solamente las notas al aire como referencia y traté de completar en los ensayos, por el poco tiempo que quedaba”.
Las partituras escritas a mano Florentín, firmadas después del concierto por Zeta y Patri, un recuerdo imborrable.
Agregó además que le ayudó mucho el hecho de coincidentemente haber estado consumiendo música del mismo estilo o relacionados en los últimos tiempos, pues al estar también enfocada en la enseñanza de violín, mayormente ejecuta otros géneros como baladas o guaranias.
Por su parte, Fabio Ortiz, encargado de la flauta traversa, mencionó que sí había sido contactado por la organización con antelación, específicamente en enero; sin embargo, en ese entonces él no prestó mucha atención porque tenía otros recitales con la OSCA en vista.
Respecto al instrumento en sí, mencionó: “En principio, lo que me llamaba la atención es que el flautista o los flautistas que pasaron por Mägo de Oz tocan un tipo de flauta no muy común, ellos tocan el Tin Whistle, es una flauta irlandesa; y con la traversa, que es la que yo ejecuto, no se puede lograr todo en cuanto al timbre que el otro instrumento permite.
Entonces, decidí incorporar la Piccolo, que es una flauta traversa más pequeñita, en algunos temas”. Ortiz explicó que de esta manera pudo lograr un sonido mucho más aproximado al original, saliendo un poco de lo que llamaría su zona de confort, porque no es piccolista profesional y las técnicas de ejecución son ligeramente diferentes a la flauta traversa.
Los poderosos riffs de guitarra que representan la otra cara de Mägo de Oz fueron interpretados por los guitarristas Matías Aguilera y Fabrizio Paredes. Este último comentó que también se le había complicado centrarse en los ensayos porque los meses de preparación coincidieron con un viaje que tuvo que hacer con una de sus agrupaciones, llamada Zeitgeist, a Colombia.
Matías Aguilera, guitarrista (Steinkrug, Marcha Gamma, Mandi’o) y Fabrizio Paredes, guitarrista (Amelia, Zeitgeist, Blackout!)
Caso particular es el de Antonio “Toño” Riveros. Él trabaja de encargado en una sala de ensayos de Asunción en la cual el grupo iba durante su tiempo de preparación para el concierto, varias veces se cruzó con ellos sin saber para qué evento específicamente estarían ensayando; hasta que uno de los integrantes le ofreció formar parte de la banda de apoyo tres semanas antes del recital para reemplazar al baterista que a esas alturas había dado un paso al costado: “Tenía que aprender dieciocho temas en tres semanas, y no son tan sencillos. Algunos sí son un poco más simples en la forma, pero la mayoría tiene algún grado de dificultad; ya sea técnicamente en la ejecución, en la parte física sobre todo, porque algunos temas son muy rápidos, y otros también en la forma”, agregó Toño con los pormenores de las dificultades que se le presentaron en tan poco tiempo de ensayo.
Con Julio Cristaldo en el bajo y David Moreno en el piano (fotos de abajo), se conformó esta banda que escribió, o hizo sonar, el cuento de Zeta y Patri por primera vez en Paraguay.
Cabe destacar en este punto que la mayoría de ellos no vive exclusivamente de la música, sino que tienen otras actividades a las que se dedican durante el día; por ende, los ensayos se tenían que coordinar a altas horas de la noche. “A veces teníamos que ensayar hasta muy tarde, y al día siguiente todo el mundo tenía actividades a la mañana. Requería mucho esfuerzo, mucho compromiso, y todo el mundo asumió ese compromiso con buena actitud”, mencionó el baterista antes de afirmar que tuvieron que realizar más de siete ensayos en la última semana.
En ese sentido, Paredes agregó lo siguiente: “El factor humano, la empatía sobre todo que tuvimos mutuamente, creo que es la singularidad más grande que hubo en este ensamble. Porque sí se puede estar con gente muy talentosa, muy técnica o muy preparada; pero es muy importante que esa gente se dé la mano para que se puedan levantar en los momentos críticos de cansancio”. Asimismo, lo secundó Florentín afirmando que una de las ventajas fue la amistad que ya mantenían entre ellos de por sí, la cual se fue fortaleciendo en estos meses de preparación hasta formar un vínculo muy grande, casi como una hermandad.
Valoraron la actitud del dúo español desde el ensayo general hasta los momentos finales del show, principalmente Toño, el último en acoplarse y quien tuvo menos tiempo de ensayar las canciones. Al principio sintió presión porque en los ensayos todavía no se encontraba cien por ciento seguro; la canción que sufrió un recorte en este sentido fue “La voz dormida”.
Recordaba él que durante esa breve pausa en el concierto, Zeta se le había acercado a preguntar si estaba seguro de tocar esa canción que calificó como la más larga y difícil de todo el set, a lo que el baterista se negó y el resto del grupo entendió perfectamente los motivos: “Teníamos mucho cansancio, físico y mental; también creo que el show estaba en un pico muy alto y si había un error notorio, se iba a perder el sabor. Entonces tomé esa decisión como el que se retira de una apuesta”. Claro que eso no es motivo para desmerecer su esfuerzo, incluso el mismo Zeta había dicho que “tiene los cojones” para tocar todas las canciones habiendo ensayado solo tres semanas.
Antonio “Toño” Riveros, baterista (Aguara, Sangre Ultravioleta, Alto Voltaje)
El comportamiento acalorado del público fue lo que funcionó prácticamente como un premio al esfuerzo, a no bajar los brazos. Después de tantos preparativos, ensayos, una prueba de sonido que se hizo eterna y el momento de gloria sobre el escenario, era lo mínimo que podían recibir.
Claro que también los elogios de los cantantes dieron alegría a sus corazones, otro premio más que envidiable para un artista, más aún cuando ese artista puede dejarse llevar por el fanatismo y olvidar por un momento el rol del profesional que está realizando un trabajo. Lo confirmó Fabrizio Paredes, quien comentó que la recomendación del exvocalista de Mägo de Oz fue que nunca deje de hacer música, durante una conversación que tuvieron al retirarse del escenario; así también lo aseguró Toño Riveros al recordar que Zeta había dicho a cada uno de ellos que “si esto se repite, me gustaría tocar con la misma banda”.
Las fotografías son gentileza de Ryan Ferreira (@dr.ryan.ph)